Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1288
Legislatura: 1888-1889 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 14 de diciembre de 1888
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. López Domínguez
Número y páginas del Diario de Sesiones: 12, 203
Tema: Interpelación del Sr. Romero Robledo sobre la solución dada a la última crisis ministerial

Voy a decir sencillamente, como satisfacción al señor general López Domínguez, que cuando un partido propone reformas tan trascendentales como las que constituyen las indicadas en la fórmula que sirvió de lema y bandera a la formación del partido liberal y a la organización del mismo, no se realizan a voluntad de cada cual, sino que basta con salvar el principio, sometiéndose todos a la voluntad de la mayoría. El matrimonio civil, el Jurado y el sufragio universal son tres grandes reformas, tres grandes principios que hacen variar el estado de derecho de un país. ¿Cómo se han hecho? Quizá no haya sido con arreglo a lo que yo deseara, ni se hagan como yo quisiera; pero a mí me basta con establecer el principio, que, como digo, cambia por completo el Estado de derecho del país.

Claro está que yo me alegraría más de que se hubieran realizado las reformas con arreglo a mis deseos en los detalles, en la forma y hasta en el fondo; pero si yo hubiera sostenido mis soluciones inflexiblemente, o si sólo se hicieran las reformas a gusto de uno solo, entonces no habría nunca partidos ni habría reformas, y en este sentido S.S. no puede menos de aceptar las ya hechas y aún las propuestas, porque están en la dirección y sentido que desea S.S. y que desea el partido liberal. Y así es únicamente como se realizan aquí y en todas partes las grandes reformas; porque si cada cual hubiera de aferrarse a sus ideas, no habría jamás reformas posibles.

Por tanto, resulta que por más que S.S. meta el escalpelo, no encontrará grandes ni esenciales diferencias que puedan separarle fundamentalmente del partido liberal.

Yo lo que deseo es que S.S. deje de tener la prevención que demuestra a mi persona, y de abrigar las desconfianzas que le inspira todo lo que yo digo, porque no tiene S.S. motivo para ello. Por mi parte no siento estímulo alguno para decir mas que lo que siento; y por consiguiente, ¿qué otra conducta había de seguir con S.S., distinta de la que sigo con todos los demás amigos? [203]



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